¡Hola a todos! A punto de finalizar el año, os traigo la reseña de esta novela de Stephen King que a mí, en lo particular, no consiguió llenarme por los motivos que veremos más adelante. Si has leído el título del libro y sientes curiosidad o quieres saber si lo recomiendo o no, ¡no dejes de leer esta reseña!
El retrato de Rose Madder, Stephen King
Rose es una mujer que ha vivido durante más de una década maltratada por su marido policía, Norman, y que decide, en un momento dado, escapar y marcharse a otra ciudad. A partir de ese momento, mientras intenta rehacer su vida, su marido empieza a buscarla para castigarla por atreverse a abandonarlo y, entre esta sucesión de hechos, aparece un cuadro misterioso que parece crecer cada noche y con el que Rose aprenderá, sin saberlo, mucho sobre ella misma y su futuro.
A priori, el argumento resulta bastante interesante, sin embargo, tanto el título de la novela en español como la portada (en mi caso, leí el libro editado por Penguin Random House en su colección Debolsillo) conducen a una interpretación errónea de lo que puede contener la obra. Con un título como El retrato de Rose Madder, qué menos que pensar en una novela con terror gótico o, al menos, con matices de este género. De hecho, en mi caso, también me dejé llevar por alguna opinión que la definía como «gótica». Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, nos hallamos ante un thriller más que ante una novela de terror. Sí es cierto que encontraremos alguna escena que encaja bien en el género, pero que no nos causará miedo por el carácter lento, en general, de la obra. De hecho, el punto fuerte de esta obra no reside en los aspectos paranormales que aparecen, sino en el personaje de Norman Daniels, el marido de Rosie, un perturbado sádico con problemas mentales heredados de una infancia truculenta y que, conforme va cerrando el círculo alrededor de su mujer, consigue agobiar al lector. Pero hasta aquí. A pesar de que otros personajes están bien trabajados, como es el caso de la propia protagonista, el avance lento de la novela consigue agotar al lector.
Es cierto que, para que podamos entender ciertas actitudes del perjudicado de Norman, hay que detenerse en escenas que rememoran recuerdos, pero cuando el cuadro titulado «Rose Madder», ese supuesto gancho que todo lector de terror busca, no sirve para dar miedo, sino como una excusa para introducir una metáfora, enfundada en mitología griega, sobre Rosie, lo que siente, lo que teme, lo que recuerda y lo que le puede suceder… uno se queda frío, preguntándose si realmente le están tomando el pelo y cuestionándose si continuar con la lectura o no.
De acuerdo, todo lo que veremos en el cuadro tiene una repercusión o, mejor dicho, una proyección que veremos luego. Se puede afirmar, es más, que después de las páginas y páginas de esta metáfora del cuadro (de la cual no desvelaré nada para no caer en spoilers, pero que tiene mucho que ver con la figura de un toro y que, por cierto, las portadas de otras traducciones son más fieles al libro en este sentido) el ritmo se acelera. Norman ya está cerca de Rosie y eso se nota con el avance más rápido de la obra.

Dicho esto, aunque el libro cuenta con un prólogo, diez capítulos y un epílogo, podríamos dividirlo en tres partes principales: la primera, desde que Rosie escapa hasta que encuentra el cuadro; la segunda, lo acontecido con el cuadro y la nueva vida de Rosie; y la tercera, cuando Rosie debe enfrentarse a Norman y lo que acontecerá después. Las dos primeras, como digo, pasan con una lentitud pasmosa.
El lenguaje es duro y muchas veces vulgar y soez, sobre todo, cuando el foco del narrador se centra en Norman. En este aspecto, el autor nos lleva de Rosie a Norman para que tengamos una visión amplia de lo que está sucediendo con ellos en el mismo marco temporal. Este cambio de escenario y protagonista nos ayuda a situarnos y, en este punto, reconozco que consigue ponernos en alerta por las atrocidades que comete Norman y de las que somos testigos antes de que se entere la propia Rosie. En este sentido, somos partícipes de la telaraña que se teje alrededor de ella hasta que llegue el momento de enfrentarse a su depredador.
¿Causa miedo o angustia este libro? Bueno, a mí, como ya os he adelantado, no, pero esto no quiere decir que no pueda provocarlo en otras personas, puesto que toca un tema tan delicado como la violencia de género, tiene algunas escenas duras que, sin ser muy descriptivas, dicen mucho más por lo que dan a entender y lo que se sabe después que por el momento y la manera en la que suceden. Quizá, el personaje de Norman es el que puede generar un poco esa sensación de angustia por su obsesión con Rosie y por su manera de proceder (en el libro se le define como un «mordedor», así que podéis haceros una idea del porqué). Respecto a los elementos sobrenaturales, como os digo, no causan miedo. Son muy metafóricos, que parecen más sacados de una aventura de alguna obra clásica de fantasía y en la que encontramos elementos como la sangre, el agua negra, el árbol cuyos frutos te hacen olvidar (o te vuelven loco), el laberinto y el toro… un símbolo que tiene gran importancia en la obra porque representa a la bestia que se mueve por instintos, cegada por obsesiones primitivas. Lo veremos en el cuadro y más adelante, cerrando una espiral de identificación que se combina con la locura de Norman Daniels. Tal vez, a mí esto no me ha causado temor por ser lectora de fantasía, un género en el que se ven elementos similares y escenas incluso más violentas, pero cada lector es un mundo.

En este punto, no puedo deciros más sobre la trama para no destripárosla, pero sí os daré algunos apuntes finales para que podáis considerar si os puede gustar o no esta novela u os llama la atención.
- Bajo mi punto de vista, se le puede considerar una obra feminista, en tanto a que vemos como la protagonista escapa de su opresor, inicia una nueva vida sola y gracias, en parte, a una asociación de mujeres que han vivido experiencias similares y usando la excusa del cuadro descubre su fortaleza.
- Hay una importante presencia de las enfermedades mentales, lo que en lo común denominaríamos «locura», aunque abarca diferentes patologías. Esto se consigue por el trabajo de la psique de la protagonista y el antagonista (sobre todo, de este último).
- Se puede considerar un thriller más que una novela de terror, pues prima más el suspenso que el miedo.
- No esperes ser testigo de un cuadro que te ponga los pelos de punta porque las figuras en él salgan, se muevan… El cuadro es un portal, ni más ni menos.
- La obra cuenta con bastantes metáforas, sobre todo, en el capítulo VI, El templo del toro, así que, si no te gusta este tipo de literatura a la que tienes que encontrar un sentido, es muy probable que te aburra (me aburrió a mí, que sí que me gusta este tipo de recursos…).
En definitiva, El retrato de Rose Madder es un thriller con algunos matices sobrenaturales y metafóricos que se hace pesado de leer en sus más de 400 páginas. Tiene sus luces y sus sombras, ya que no deja de ser una buena historia de superación y resiliencia. Sin embargo, para mí son más las sombras por su lentitud, las metáforas que resultan tan innecesarias en lo que se supone un thriller o un libro de «terror» y por sacar al lector de la lectura con ello. Hay un punto en el que parece que introduce una fábula dentro de la propia novela. En conclusión, si tuviera que puntuar esta obra con una nota, le daría un 3/5.

¿Y tú? ¿Has leído El retrato de Rose Madder? ¿Te gustó? Siéntete libre de dejar tu opinión en los comentarios y compartir tus impresiones. ¡Nos seguimos leyendo!